Había
una vez una viejecita que vivía en una casa del bosque. Era la
castañera. Llevaba siempre una falda muy larga que le llegaba hasta
los pies, un pañuelo en la cabeza y una cesta en la mano. Cuando
comenzaba a hacer frío iba por el bosque recogiendo castañas.
Un día vio que había muchas y empezó a recogerlas.
-Castaña… a la cesta! – decía muy contenta la viejecita. Cuando tuvo la cesta bien llena, se fue al pueblo y encendió el fuego para poder asar las castañas. Pero …
-¿Ay ¡ ¿ Y las castañas? ¿Dónde están ¿ - La cesta estaba completamente vacía. No quedaba ni una.
Empezó a llover y entre las gotas que caían al suelo, la castañera vio una castaña que caminaba.
-¿Cómo puede ser?-pensó- ¡Las castañas no caminan!. Pero… ¡si tienen cuernos!
Se dio cuenta que en lugar de castañas había cogido caracoles. Había por todos los sitios: en la silla, en el suelo, en la pared,…
Volvió corriendo al bosque para buscar castañas. Para no equivocarse empezó a cantar la canción:
“Caracol, caracol, saca los cuernos al sol”
Cuando terminó de cantarla dijo:
-¿No sacáis los cuernos? –Pues entonces sois castañas- Y esta vez no se equivocó, volvió al pueblo muy contenta con la cesta llena y empezó a asarlas, mientras gritaba:
-Castañas! ¡Castañas bien asadas, calentitas y sanas!
Y los niños que salían de la escuela, fueron corriendo y todas las castañas se comieron.
Un día vio que había muchas y empezó a recogerlas.
-Castaña… a la cesta! – decía muy contenta la viejecita. Cuando tuvo la cesta bien llena, se fue al pueblo y encendió el fuego para poder asar las castañas. Pero …
-¿Ay ¡ ¿ Y las castañas? ¿Dónde están ¿ - La cesta estaba completamente vacía. No quedaba ni una.
Empezó a llover y entre las gotas que caían al suelo, la castañera vio una castaña que caminaba.
-¿Cómo puede ser?-pensó- ¡Las castañas no caminan!. Pero… ¡si tienen cuernos!
Se dio cuenta que en lugar de castañas había cogido caracoles. Había por todos los sitios: en la silla, en el suelo, en la pared,…
Volvió corriendo al bosque para buscar castañas. Para no equivocarse empezó a cantar la canción:
“Caracol, caracol, saca los cuernos al sol”
Cuando terminó de cantarla dijo:
-¿No sacáis los cuernos? –Pues entonces sois castañas- Y esta vez no se equivocó, volvió al pueblo muy contenta con la cesta llena y empezó a asarlas, mientras gritaba:
-Castañas! ¡Castañas bien asadas, calentitas y sanas!
Y los niños que salían de la escuela, fueron corriendo y todas las castañas se comieron.
Ycolorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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