Kium
es un niño cuyo color favorito es el rosa. Cuando se siente
particularmente nervioso, se viste de dicho color para que le dé suerte.
Y de ese color acude al colegio el primer día, lo que provoca que
varios niños se burlen de él diciéndole que el rosa es un color de
niñas. El pobre Kium queda desolado y, dispuesto a encajar, decide
cambiar el color de su ropa. Kium se viste de verde, de azul, de
amarillo e incluso de negro, pero en toda ocasión recibe lo que parecen
reprimendas desde la naturaleza de que no puede vestir de ese color: el
azul es el color del mar, el verde el de los árboles, el amarillo el del
sol… Un día vistió de gris y, precisamente, amaneció nublado, con lo
que Kium finalmente se desesperó. Y lloró. Y al llorar, empezó a llover y
entonces apareció el arcoíris con un sabio mensaje:
«Los colores son de todos y de nadie».
Y
con esta valiosa lección aprendida, Kium es capaz de vestir su color
favorito y hacer comprender a sus compañeros de clase que el rosa no es
solo de niñas, porque si el rosa es el de las niñas, el azul es del mar,
el verde de los árboles, el amarillo el del sol, el negro el de la
noche y punto y final.
(Texto extraido del libro "Si el rosa es de las niñas, el azul es del mar" de Oscar Espirita)
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