jueves, 1 de marzo de 2018

EL CUENTO DE LOS SENTIDOS



Había una vez un conejito que estaba llorando en el bosque, un topo que pasaba por allí, escuchó cómo aquel pobre animal lloraba sin consuelo.  
El topo le preguntó: 
- ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa? 
- ¿Es que no lo ves?- le dijo el conejito. 
- Lo siento, pero no veo muy bien, tengo los ojos muy pequeñitos, pero he venido aquí porque he escuchado tu llanto desde la otra punta del bosque.  
- ¡He perdido mi zanahoria! Es mi alimento favorito, el que más me gusta, el más rico del mundo. Cuando lo entro en mi boca y comienzo a saborearlo soy el conejito más feliz de la tierra y ahora no sé donde está. 
- Bueno, bueno, no llores más. Estoy seguro de que encontraremos una solución a este problema.  
El conejito seguía llorando y llorando mientras el topo le acariciaba para consolarlo y que no estuviera triste.
 - ¡Tengo una idea! – Dijo el topo- llamaré a mi amigo el perro. Los perros tienen muy buen olfato ¿sabes? Estoy seguro de que puede ayudarnos a encontrar tu zanahoria con su gran nariz. 
Los dos fueron corriendo a buscar al perro que estaba dormido bajo la sombra de un árbol.
- ¡DESPIERTA, DESPIERTA, NECESITAMOS TU AYUDA! Le dijeron. 
El perro, al escuchar los gritos, dio un salto y puso las orejas de punta por el susto tan grande que acababa de llevarse. El topo y el conejo le contaron todo lo que había pasado y el perro les ayudó encantado. Agachó su hocico y lo puso a ras de suelo y comenzó a oler debajo de las piedras, detrás de los árboles y de repente, salió a correr y comenzó a ladrar en dirección a un matorral que había allí cerca. Apartó las hojas con el hocico y ¡Allí estaba!
El conejito se puso muy contento y para agradecer su ayuda, compartió su zanahoria con sus dos nuevos amigos. Juntos saborearon aquella zanahoria tan deliciosa que entre todos habían encontrado. 
Y COLORÍN, COLORADO, ESTE CUENTO SE HA ACABADO.

 




 

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