viernes, 9 de diciembre de 2016

Ha llegado diciembre...¡Ya todo sabe a Navidad!



¡Llegó la Navidad! Estamos por fin en diciembre, un mes con color, olor y sabor a magia y espíritu navideño. En Navidad los niños cambian su actitud y desarrollan gran ilusión y expectación ante los acontecimientos. En la calle, las luces nos asombran a todos y los escaparates muestran los más variados adornos, en casa y el colegio aparecen cajas con bolas relucientes, girnaldas brillantes y figuritas curiosas. Los niños se sienten desbordados contemplando todo ese ambiente.
Paradójicamente esa agitación que producen los adornos nuevos de la casa y de la calle es lo que atrae a los más pequeños, pero también lo que más les ayudará a esperar con alegría que lleguen las fiestas. Ahora es el momento de que los adultos nos sentemos con ellos para calmar sus sensaciones y emociones, así podrán contar a su manera lo que van observando, dirán lo que piensan y todos empezaremos a participar juntos de una feliz Navidad.
La Navidad es un tiempo de familia, de compartir. Son las fiestas familiares preferidas por los niños, en las que participan en los distintos actos y celebraciones preparando, ayudando y sintiéndose muy útiles. La unión familiar se acentúa montando el belén o adornando el árbol, haciendo cada uno una cosa, pero todos juntos, en familia. Con estos pequeños gestos conservaremos en nuestros niños y niñas el pensamiento mágico y la ilusión que se despiertan con estas fiestas tan entrañables.


Muchas veces en estas fechas las habitaciones de los niños se llenan de juguetes innecesarios, están tan desbordados, que apenas juegan y sólo se dedican a mirar cada cosa apartándola después en un rincón. No disfrutan y se sienten insatisfechos. ¿Cómo podemos evitar o al menos dosificar este consumo excesivo? Como adultos debemos conocer el mecanismo del consumo: "Cuando obtenemos algo, nos deja de interesar rápidamente y enseguida queremos otra cosa". Los niños deben saber que no pueden tener todo lo que quieren y los padres debemos dosificar el número de juguetes que piden a Papá Noel y a los Reyes Magos en sus cartas. Tenemos que ayudar a los niños a elegir el juguete que más les convenga, siempre, sin embargo, desde la comprensión y la tolerancia. El juguete no se impone, se regala. Jugar es una acción libre y espontánea, nunca puede ser obligada. En todo caso, puede ser sugerida,animada, motivada, compartida... Debemos evitar hacer clasificaciones sexistas de los juguetes, no hay juguetes de niños y juguetes de niñas, los juguetes son para todos por igual una fuente de diversión y de estímulos. Sería bueno orientar también a los abuelos, tíos y familiares en general, sobre qué regalos pueden hacer a los niños. Es muy importante en estos primeros años inculcar valores en los niños con los que desterrar las primeras dependencias para ser felices como es el caso de la dependencia de tantos regalos materiales. Los niños aprenden rápidamente las mejores estrategias para pedir y conseguir lo que quieren, y juegan con los sentimientos y emociones de sus padres para obtener lo que desean. El consumo es cada vez más un consumo de emociones, y así parece ques se compra la necesidad de sentirse querido por los hijos y qué mejor manera de asegurar el amor del niño, que dándole lo que desea. No debemos olvidarnos que la mejor manera de demostrar amor a los hijos es la sencilla y feliz dedicación a ellos. Los niños necesitan padres y madres positivos, alegres y con sentido del humor. Éste es para ellos el mejor y verdadero regalo.

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